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Las elecciones generales que se celebran en Bolivia se desarrollan con una jornada «tranquila» y sólo con hechos «aislados» que no «desvirtúan» el proceso electoral, según informó Óscar Hassenteufel, presidente en funciones del Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Hassenteufel detalló este domingo en una rueda de prensa que, a pesar de la generalidad de la calma, se registraron «algún hecho aislado» que es difícil de evitar. Estos incidentes incluyeron:
• En Ginebra, un ciudadano intentó llevarse una urna de votación, pero fue rápidamente controlado por los jurados y la policía local.
• En España, surgió un problema con votantes empadronados en Sevilla que debían sufragar en Granada, lo que requirió la gestión del cónsul boliviano para su traslado.
• Dentro de Bolivia, algunos políticos como el presidente Luis Arce, el alcalde de Santa Cruz, Jhonny Fernández, y el candidato oficialista Eduardo del Castillo, votaron en medio de abucheos.
• El incidente más crítico fue el del presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, quien fue apedreado tras emitir su voto en el bastión político de Evo Morales, donde es percibido como «traidor» por postularse de manera independiente.
FAMILIAS APROVECHAN PARA PASEAR
Pese a estos sucesos, el ambiente en las calles de ciudades como La Paz, El Alto y Santa Cruz se mantiene tranquilo, y muchas familias aprovecharon la restricción vehicular para pasear. Se observaron numerosos quioscos improvisados de comida callejera cerca de los recintos de votación. María Justina, una votante aimara en El Alto, expresó su agrado por la alta participación y deseó que los futuros presidente y vicepresidente «administren bien» el país para beneficio de las próximas generaciones.
Más de 7.5 millones de bolivianos están habilitados para votar en estas elecciones, que buscan elegir presidente, vicepresidente y miembros del Legislativo, con 369,308 ciudadanos habilitados para votar en el exterior.
En el contexto político, los opositores Samuel Doria Medina y el expresidente Jorge ‘Tuto’ Quiroga (2001-2002) lideran las encuestas y podrían llevar la contienda a una inédita segunda vuelta, lo que abriría la puerta al posible regreso de la derecha al Ejecutivo. Por su parte, el oficialista Movimiento al Socialismo (MAS) concurre por primera vez dividido, con el exministro de gobierno Eduardo del Castillo como candidato, aunque las encuestas le otorgan menos de 3% de intención de voto, lo que podría poner fin a casi dos décadas de hegemonía del MAS.
Las elecciones se desarrollan en un marco de fuerte crisis económica, caracterizada por la escasez de dólares y combustible, y la peor inflación en décadas.